La Estatua de la Libertad de Nueva York

La estatua de la Libertad es uno de los monumentos que hay que visitar en todo viaje a Nueva York. Esta estatua es, indudablemente, el símbolo de Nueva York. Si vas de turismo a la ciudad no te la puedes perder.

La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses para conmemorar los 100 años de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Se inauguró en el mes de octubre de 1886, y en el año 1984 fue declarada Patrimonio de la Humanidad. En su diseño participó Gustave Eiffel, el autor de otra creación tan importante y conocida como la Torre Eiffel.

Mide cuarenta y seis metros de altura (93 si contamos la base), y se halla situada en  Liberty Island (la isla de la libertad en español). Para visitarla es preciso ir en Ferry hasta la isla desde Manhattan. El muelle donde se encuentra el ferry que va a la Estatua de la Libertad se encuentra en Battery Park, al sur de Manhattan.

El mirador de esta estatua es uno de los más famosos de la ciudad. Es complicado conseguir subir porque su acceso está limitado a un número restringido de personas por día. Es necesario comprar los tickets en internet con semanas de antelación en tanto que en caso contrario va a ser imposible, la subida se hace en grupos de diez personas con un límite de 30 visitantes la hora. Muy pocos para la enorme demanda que hay.

Si deseáis eludir las colas, nuestro consejo es llegar a Battery Park a la primera hora de la mañana, justo cuando se empiezan a vender los tickets. De este modo podréis evitar las colas y tendréis la posibilidad de acceder al interior de la estatua, puesto que las plazas son limitadas.

Si quieres visitar la Estatua de la Libertad reserva con suficiente antelación, y no te pierdas la ocasión de visitar Ellis Island, la próxima parada del ferry tras Liberty Island.